Huracanes y ONG (por Federico Velázquez de Castro)
Vuelve la época de los huracanes y los pobres, ahora, entre otros, Haití, sufren su fuerza devastadora. Es emblemático el ejemplo de Haití, azotado una vez y otra por desastres naturales (de los otros no hablaremos aquí), paralelo al fervor de las ONG de todo el mundo, especialmente de los países ricos, movilizándose para llevar ayuda humanitaria. No se ha visto más hipocresía ni desvergüenza, y lo peor es que ahora muchos, instituciones y particulares, verán su conciencia ablandada, llevados por la “solidaridad” del momento, que poco a poco irá decayendo, y hasta la próxima ocasión.
Si de verdad nos importan los Haitís del mundo, nuestro esfuerzo debería encaminarse a evitar nuevos episodios. Esas ONG de lágrima fácil deberían hacer una lectura política y comprometer a las organizaciones internacionales y a los Estados a que las personas tengan viviendas decentes, sólidas, antisísmicas e infraestructuras adecuadas. Exigir que en vez de curiosear cometas por el espacio, si es que se esgrimiera falta de recursos, lo primero es resolver las necesidades de los empobrecidos. Y que ese enjambre de ONG y “voluntarios” decidan, de una vez por todas, ir a la raíz de los desastres, para evitar definitivamente sus consecuencias. Nos duele este cruel sistema que tan bien sabe combinar desigualdad y caridad, dos polos que se complementan para que nada cambie.
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