Ante el Día Mundial del Medio Ambiente
La ética y la educación, claves para un futuro ambiental
Estamos plenamente en una época de transición bajo importantes desafíos: una
población creciente, con legítima demanda de recursos y energía, en un contexto de
emergencia climática, degradación ambiental e incertidumbre con las materias primas
(incluidas algunas tan preciosas, como el agua).
Frente a ello se precisa un cambio de amplio alcance. Un cambio que, difícilmente
vendrá desde el propio modelo (salvo que unas circunstancias extremas le obliguen, lo que
sería desastroso), sino del corazón de la sociedad y en donde la educación, la cultura y la
ética se conviertan en motores transformadores. Por una parte, advirtiendo del delicado
momento por el que transita la humanidad, promoviendo valores que conecten con lo que de
esencial tiene el ser humano, haciéndole comprender cuáles son los verdaderos caminos de la
realización y la felicidad, descubriendo la unidad que, desde sí mismo le conecte con los
demás, la naturaleza y el universo. Hay que reivindicar la dimensión profunda del ser
humano, desde la que se pueda comprender la vida con otras miradas que renuncien al
consumismo y se vuelvan hacia la gratitud, la sencillez y el asombro.
Paralelamente, se necesitan políticos valientes que trabajen no para la gente, no
“siendo voz de los que no la tienen”, sino con la gente, para que los pueblos sean
protagonistas de su destino y no vean la política como un espectáculo, tantas veces
bochornoso. Los sujetos de la historia son los pueblos y el “político” no debe sino acompañar
y facilitar ese camino. Gestores que miren a largo plazo y propongan con realismo, aun a
riesgo de resultar impopulares, sacudiendo la comodidad de una población que debería
participar a través de las organizaciones que vertebran la sociedad civil; y, desde ella,
mantener un espíritu crítico que se traduzca en prácticas de no colaboración con todo lo que
dañe al ser humano y la naturaleza. La rebeldía es una virtud que nos lleva a permanecer
atentos, cuestionando y rechazando propuestas que se alejen de la sostenibilidad y la justicia.
Hay que actuar con determinación y rapidez. Todas las aportaciones suman, por lo
que las prácticas de economía circular y transición energética son muy bienvenidas. Mas, sin
modificar los comportamientos éticos no habrá nunca cambios definitivos. Por ello, en este
Día del Medio ambiente hay que apuntar hacia una ciencia que no se desvincule de la
sociedad, una tecnología que esté al alcance de los pueblos y bajo su control, y una
educación transformadora que suscite valores sólidos y el compromiso necesario para la
construcción de nuevos horizontes: justos, éticos, fraternales, sostenibles.
Desde la Asociación promovemos una Educación Ambiental centrada en la acción, que
busca la participación y la movilización de los educandos. En este sentido es una educación
que toma muy en cuenta el rol de quienes aprenden. No sólo se plantea hacer llegar unos
conocimientos, sino que, entre sus objetivos, también se incluye la formación de actitudes y
aptitudes, estimulando la participación activa de todos los miembros de la comunidad de
aprendizaje. Concretamente, queremos una educación para que los estudiantes aprendan a
convertirse en defensores de la sostenibilidad, dispuestos a desmarcarse audazmente de la
realidad actual y a comprometerse a impulsar un cambio social, político, económico y cultural
que permita a las sociedades habitar de forma sostenible.
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE EDUCACIÓN AMBIENTAL
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